El domingo mi cuerpo me dijo "hasta aquí hemos llegado maja, no soporto más todo esto, no alcanzo a arrastrar este estilo de vida que llevas"
Y no le culpo, para nada.
Echando la vista atrás me di cuenta de que lleva un tiempo dandome toques de atención, pero no le he hecho caso.
Hace casi 1 mes, de repente, me quedé sin voz. Sin molestia, sin dolor, sin venir a cuento.
- Eso es de los aires acondicionados.
- Pues mi médico dice que puede ser estrés.
- ¿Estrés? ¿Tú? Que va, son los cambios bruscos de temperatura, ahora en verano pasa mucho.
- Pues a mí no me había pasado nunca y llevo años pasando el verano junto al aire acondicionado.
La afonía pasó, disfruté el no poder hablar y, por ende, no tener que dar explicaciones.
Unos días después me desperté con un dolor de cuello horrible, era tan intenso que me bajaba hasta el codo.
- Eso es una mala postura al dormir o del ratón del ordenador.
- Es raro, han pasado 3 días y me sigue doliendo. El ibuprofeno no me hace nada y otras veces, cuando es por mala postura, se me quita enseguida.
- Ya se te pasará...
Y llegó el día en que mi cuerpo me dijo;
- Te vas a enterar guapa, te voy a quitar hasta las ganas de comer.
- ¡JA! Eso no lo consigue NADIE, yo siempre tengo hambre, a pesar de las circunstancias.
- ¡Pues prepárate!
Y así fue, se me quito el hambre, se me cerró el estomago, sentí que no quería ni podía comer.
Pero yo seguí al mismo ritmo, ¡aquí no se para!A pesar del dolor, del cansancio, las noches sin dormir del tirón, a pesar de no comer bien, de la desgana y, en ocasiones, la pena.
A pesar de sentir que no lo hago bien, incluso poniendo todos mis esfuerzos.
Seguí corriendo, llegando a los sitios puntual, aunque con la lengua fuera.
Carreras, malas caras, peores respuestas, sintiendo que valgo para algo más y a la vez creyendo que soy la única que lo ve.
He seguido poniendo mi cuerpo y mi mente al límite y ni tan siquiera un GRACIAS a cambio. Ni un "que bien lo haces".
Y el domingo, de repente, tras un sábado aparentemente normal, sin hacer nada fuera de la rutina, con un niño que me demanda a todas horas, con un calor de justicia y tras estar encerrada en casa todo el día, me desperté a las 4 de la madrugada con un dolor de cabeza que nunca había sentido.
Con ganas de vomitar, incapaz de abrir los ojos de tanto dolor.
Intenté levantarme a las 8 de la mañana, con un dolor de espalda tremendo, las caderas no aguantaban mi peso, era la misma sensación que tenía con el comienzo de una contracción de parto.
Las piernas me temblaban.
No podía salir de la cama pero no podía quedarme en ella.
No podía seguir el ritmo a mi hijo, pero él no lo entendía. Y si no me levantaba sentía que estaba "haciendo el vago".
Y lejos de sentirme arropada, me sentí inútil, por no poder darlo todo como cada día.
Y llegó la tarde/noche, y tras un beso y un "te quiero a la luna" como cada día, mi hijo se durmió en mi pecho. Se durmió feliz, aunque yo veía las estrellas cada vez que succionaba.
Y abrazándole me subió la fiebre, y lloré.
Lloré todo lo que tenía dentro, la rabia, la pena, el dolor.
Lloré la monotonía y la soledad.
Lloré el miedo y la incertidumbre.
Lloré la falta de confianza en mi misma.
Lloré todas las lágrimas acumuladas durante meses.
Me sequé las lágrimas, besé a mi hijo y le dejé en la cama, a mi lado, como cada noche.
Y me prometí tirar para adelante, me prometí ser feliz y aprender a parar, a dejar de darlo todo y centrarme sólo en las prioridades. En MIS prioridades.
Me prometí dejar de exigirme cosas que no me llevan a ningún sitio. Me prometí no volver a hacer lo que los demás quieren si a mi no me apetece.
Me prometí escuchar a mi cuerpo más a menudo y echarle una mano siempre que me lo pida, para no rozar de nuevo el límite.
Mi médico dice que parece un virus pero no está segura. Que me observe y me relaje, que baje el ritmo.
La misma doctora que me dijo que mi afonía seguramente era debida al estrés. (¿Estrés? ¿Tú?)
Sigo floja, pero menos, y mañana estaré mejor.
Y seré más fuerte que hoy.
Y cada día que pase, más fuerte seré.
Me lo he prometido.
Pues sí, tenemos que aprender a escuchar nuestro cuerpo y a cuidarnos y querernos más. Que la vida son dos días y los tenemos que exprimir al máximo y poder disfrutarlos con salud. ¡Mucho ánimo!
ResponderEliminarAMÉN! Nada más que añadir....
ResponderEliminarNuestro cuerpo es inteligente...hay que escucharlo.
Me uno a mis compis!! Hay que aprender a escuchar a nuestro cuerpo. Te entiendo y te comprendo perfectamente porque me ha ocurrido varias veces. Muchos besos y a curarse!!!
ResponderEliminarEs complicado centrarse en una cuando tenemos mil cosas y peques que atender, pero a veces el cuerpo dice basta. Hay que escucharlo a menudo. Me ha conmocionado cómo te sentiste, y es que parece que una madre no tenga derecho a parar ni cuando está enferma sin sentirse culpable. Un abrazo, guapa!
ResponderEliminarCuídate Olga, cariño. Escucha a tu cuerpo, tomátelo con calma y por favor no te sientas mal por hacerlo, aunque te entiendo, a mí también me pasa. Un besazo
ResponderEliminarAix Olga! Espero que te recuperes pronto, a paso seguro escuchando tú cuerpo. Un achuchón gigante!
ResponderEliminarPues eso, Olga. A mirar x ti, cielo, que si no miras tu... Y ese peque que tanto te demanda te necesita ok, así que escúchate, haz lo que te pida el cuerpo y pa'lante. Cuidate mucho, guapa! Un besote
ResponderEliminarBuuuf!! Cuidate nena. Espero que ya estés mejor. Se nos exige, se nos exige, se nos exige... Y nos rompemos. Tienes que ser la mejor madre porque eso así, sin agradecimientos ni ayudas, la mejor en el trabajo porque si no te miran mal, la más encantadora porque si no que borde te has vuelto, la que limpia la casa porque si no siempre habrá alguien que pase el dedito y te critique, la que mejor hace la compra porque eres la encargada de que toda la familia coma bien, la responsable última de todo. Si fallan los demás, no pasa nada porque estás tú. pero si fallas tú... Todo se derrumba y encima la culpa es tuya. Ojalá cambie esta puñetera sociedad machista de una vez. Estoy harta de tener la culpa de todo, la responsabilidad de todo, la carga de todo. ¡¡Coooooño!! Es que aquí no hay nadie más???? Pero a diferencia de ti, Olga. Yo exploto muy a menudo y me quejo a gritos y paro el tren. "Mamá se ha acostado" oigo susurrar al mayor, "Pues déjala, hijo déjala. Que cuando hace eso y se la molesta puede llegar a morder un ojo a alguien" ¡Oye! Que somos personas y tenemos límites. Y el que no lo entienda acabará con el ojo mordido.
ResponderEliminarMuchos besos guapísima.
Ains mi Olga :( , tienes que cuidarte y como dices aprender a escuchar a tu cuerpo ... A recuperar energía y volver recargada... muchos besos
ResponderEliminarEl cuerpo es sabio y cuando queremos encerrar ese runrún que tenemos en la cabeza el cuerpo nos recuerda que hay que parar, escuchar y buscar nuestra felicidad. Por tí y por tu peque.
ResponderEliminarMiles de besos
Un abrazo fuerte!! Menos mal que tu cuerpo ha sabido hacerse oír y le has escuchado, a la fuerza, pero le has escuchado. Déjate ayudar, levanta el pie del acelerador y recupérate. Te mando muchos besos.
ResponderEliminarmismo tema tocamos tu y yo en el blog esta semana. A mi el cuerpo me dio un aviso al estilo taquicardia. Ahroa la verdad no paro en todo el dia, pero ya no corro. No sé como explicar la diferencia, pero es así. No me siento corriendo, solo disfrutando de una actividad tras otras. Hay que escuchar al cuerpo, es muy sabio. un abrazo y qe te mejores pronto.
ResponderEliminarCon lágrimas te digo que nadie más que tú tiene la respuestas. Consejos todos. Sólo tú sabes por lo que estás pasando, sólo tú cuando pedir ayuda y cuándo remontar. Ni te imaginas cómo te entiendo aunque nuestras razones sean diferentes. Sabes que estoy al otro lado. Para cuando sea. Un beso hasta la luna. Y cuando vaya pallá búscate un rato que nos vamos de cañas
ResponderEliminarOlga, cuanta razón tienes en decir que hay que escuchar al cuerpo. Entramos en la rutina, en la autoexigencia y siempre dejamos para el final del día cuidarnos y a veces el cuerpo nos pide parar. Lo importante es que has empezado a escuchar a tu cuerpo. Un beso
ResponderEliminarMadre mía Olga, si supieras como te entiendo.... llevo meses en terapia! Queremos tirar de todo como auténticos animales sin fin,sin descanso, sin mirar ni escucharnos...y al final ese sobre esfuerzo se paga....
ResponderEliminarValorate tú, eres la única que sabe y que puede hacerlo, no esperes nada de los demás, si es en el trabajo ni agradecido ni pagado y si es en casa es tu obligación...
En fin amiga, frena! Escucha te más! Quierete más a ti misma! Y sé feliz!
Mucho ánimo y un besazo.