Dice la Wikipedia que el origen del día de los enamorados viene a ser algo así:
Durante la antigüedad se celebraba en Roma una fiesta pagana dedicada a la fertilidad, llamada Lupercalia. Durante esta fiesta las mujeres esperaban ser golpeadas con látigos hechos de piel de cabras y perros, mojados en la misma sangre de estos animales, ya que creían que este ritual les otorgaba fertilidad. Siglos más tarde, en el año 496, el Papa Gelasius I prohibió la celebración de Lupercalia e instauró el 14 de febrero como día de la fiesta de San Valentín.
Vamos, que de una cosa a otra hay un abismo. Gracias Gelasius por no permitir que siguiesen azotando a las mujeres (hasta nueva orden en cualquier otra festividad).
Luego sucedieron varios hechos para que se asentase la tradición y en el siglo XIX llegaron los británicos y se liaron a comercializar tarjetas llenas de corazones y cosas tiernas (a El Corte Inglés le gusta esto).
Y el resto es historia... Flores, bombones, joyas, mensajes amorosos en las redes sociales a ver quién la tiene más grande...
En fin, lo que todos sabemos.
Por eso creo que el romanticismo ha muerto. Es más una competición que un acto de amor.
No soy yo mucho de San Valentín. Recuerdo en mi adolescencia que todo el mundo compraba esclavas de plata, me pasaba meses ahorrando pagas, si no, corría el riesgo de quedar como el culo ante la pareja en cuestión y ante el grupo de amigos correspondiente.
Era una presión tremenda, creo que de ahí que lo aborrezca.
Y fui haciéndome la loca en los San Valentines siguientes diciendo eso de:
Creo firmemente en demostrar el amor cada día (qué bonito suena) y en dar sorpresas/regalos/detalles cuando uno menos se lo espera.
En el fondo es verdad, lo prefiero.
Que te regalen algo de forma forzada, con prisas, no mola.
Me gusta ir por la calle y ver algo en un escaparate que automáticamente me hace pensar en la otra persona.
Odio correr de tienda en tienda buscando algo a la desesperada.
Pero prefiero más aún las muestras de amor que no cuestan dinero. Las cosas más sencillas que te llenan de alegría. Lo malo es que como estas cosas no están en venta, a muchos/as les cuesta también "regalarlas".
Por eso me quedo con la opción que tienen en muchos países latino americanos donde además del AMOR celebran la AMISTAD.
Y es que, cuando una no tiene pareja, es más de amistades, créeme.
Esta mañana le he dicho a mi hijo que hoy era el día de los enamorados, ha puesto una sonrisa y me ha dicho "Mamá, yo estoy enamorado de ti, tú eres mi amor"
Por lo tanto, ya tengo mi regalo, no necesito más.
Hoy no voy a celebrar nada, tampoco voy a regalar, no saldré a cenar (tampoco lo hacía cuando tenía pareja) pero sí es posible que me mire al espejo y me diga "TE QUIERO, eres lo mejor que me ha pasado nunca y JAMÁS te voy a fallar"
Y es que si no nos queremos a nosotros mismos, es difícil que los demás lo hagan.
Feliz 14 de febrero y resto de días.
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