Me encanta la idea de un buen brunch, o un desayuno inglés, o uno americano...
Yo soy de mucho comer. Quienes me conocen lo saben.
Así me fue en el embarazo, cogí 24 kilazos sin despeinarme. Creo que se me juntaron el hambre y las ganas de comer.
Y unido a la ansiedad por haber dejado de fumar... mi cuerpo hizo el resto y se expandió como el universo hasta límites insospechados.
Pero bueno, aunque yo no las tenía todas conmigo, mi cuerpo ha vuelto a su ser, incluso peso menos que antes del embarazo.
Gracias mamá por esta genética tan agradecida con el buen (y mal) comer sin necesidad de dietas.