Pues si, estoy muy harta de los ritmos circadianos, los cambios de hora, el descontrol que supone, la sensibilidad de Monete para que le afecten estas cosas...
Y es que hemos entrado en un extraño bucle de costumbres sin sentido que me está dejando hecha polvo.
Desde el domingo 29 de marzo, con el cambio de hora de la noche anterior y esa hora que nos comimos porque sí (a las 2 eran las 3) Monete no es él. Es una versión estresante y agotadora de si mismo.