Me pone de muy mala leche ir al hospital (universitario) y que me usen de conejillo de indias sin mi consentimiento.
Claro que entiendo que tienen que aprender y qué mejor que con pacientes reales.
¡Pero hombre! Un poco de tacto, y nunca mejor dicho.
Por ejemplo, ginecólogo, ya de por sí con poco tacto.
Yo no tengo especial inconveniente en que me miren los bajos (un médico claro), nunca lo he tenido y menos aún después de ser madre.
Asumes que tus zonas pasan a ser de dominio público.
Pero eso de estar espatarrada y que el médico llame al chiquillo o chiquillos que están en practicas, sin pedirme permiso, sin explicarme quién son...
